Un Acuario antepone su libertad y su necesidad de individualidad a todo lo demás. Sin embargo, es fiel, aunque sólo sea porque las relaciones amorosas románticas no encajan en su estilo de vida. Se encuentra a gusto en el mundo de las ideas, los sentimientos tienden a confundirle y a alterarle. La amistad significa mucho para él, incluso más que una relación amorosa.
Con un Aries se complementan fantásticamente. Ambos son criaturas decididamente extravertidas. Un encuentro duplica su empuje y permite el amor y el sexo sin límites, estimula los vuelos mentales de fantasía y hace cosquillas a los excesos.
En algún momento, sin embargo, la luna de miel se acaba y "el aire se acaba". Entonces, los adictos a esas parejas, con las que chispea y vuelve a chispear, se separan. Los que siguen juntos pasan por una fase de miedo: ¿me quiere aunque no estemos en las nubes? Con el tiempo, se desarrolla una pareja y una amistad con gran profundidad de alma, ¡a veces para siempre!